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el blog de MUJER CONSCIENTE

5 beneficios que tienes por ser una mujer consciente

 

Feminidad  ·  27. febrero 2018

 

Cuando una mujer desarrolla su conciencia, practica el arte de darse cuenta de lo que le sucede aquí y ahora, en este preciso instante. Es como si despertara una parte suya que hace de observadora de otra parte suya que es la observada.

Y esto… ¿para qué sirve?

Pues sirve para muchísimo, una mujer que se da cuenta de lo que le sucede en su cuerpo, de lo que siente en su corazón y de lo que se le pasa por la cabeza, tiene la llave de la Libertad y del Amor en sus propias manos.

Cuando me doy cuenta de lo que me pasa puedo elegir lo mejor para mi

Imagínate una mujer que tiene una cita, tiene muchísimo ilusión de quedar con ese hombre que le gusta tanto, pero como ya ha tenido varios fracasos, esta vez decide ir poco a poco para estar muy presente en este encuentro, y darse cuenta realmente de qué le pasa y cómo se siente al lado de ese hombre.

Hasta ahora no lo hacía, quedaba con hombres y eran tantas las ganas de tener una relación que se montaba fantasías maravillosas en su cabeza sobre cómo eran esos hombres. No se dejaba sentir cómo era estar con ellos verdaderamente. Al final, obviamente, todas las relaciones fracasaban. Y es que había hecho de todo menos estar presente en el encuentro.

Cuando yo me encuentro con otra persona en una cita y dejándome sentir, me doy cuenta de que estoy a gusto, me entrego totalmente a la experiencia.

Y cuando me doy cuenta de que no estoy a gusto puedo elegir: Puedo elegir irme, puedo elegir hablarlo, puedo elegir proponer algo diferente…

Una mujer consciente puede elegir irse de una relación que es tóxica y tiene la posibilidad de crear una relación sana.

Ser una mujer consciente, aunque no tenga tanto de peliculón romántico tiene mucho de realidad, y aquí está la auténtica aventura: vivir la realidad a tope. Y ahora voy a contarte 4 cosas más de las que podemos disfrutar las mujeres conscientes.

Una mujer que siente su cuerpo puede percibir las 4 fases que atraviesa cada mes entre sangrado y sangrado o entre luna y luna. Ser consciente de la fase en la que está le ayuda, por ejemplo, a organizarse las tareas. Deja para la fase de la Doncella las labores de mayor actividad y para la fase de la Madre todo lo que tenga que ver con la comunicación. Para la Chamana deja las labores de establecer límites y evaluar algunos asuntos. Y la Anciana la reserva para aquellas cosas que necesita mirar desde la quietud, aquellas cosas que necesita soltar o que huelen a tristeza y despedida. Sabe que en la Anciana podrá retirarse a su santuario interior y abrirse a su propia sabiduría y medicina.

Muchas de nosotras, al nacer dentro de un sistema patriarcal, albergamos la creencia de que tenemos poco valor, y competimos entre nosotras para ser la más valiosa frente a los otros. Bastantes de nosotras tenemos también algunos aspectos por elaborar de la relación con nuestra propia madre. Eso hace que, en lo profundo, nos cueste respetar a las otras mujeres ya que, inconscientemente, proyectamos en ellas la figura de nuestra madre.

Estos dos hechos son una bomba de relojería que nos arrastra, sin que nos demos cuenta, a rivalizar entre nosotras. Este es nuestro peor cáncer como género.

Una mujer consciente puede comenzar a darse cuenta de cuando, en su discurso interno, comienza a juzgar otra mujer. Al tener una cierta práctica en estar presente puede pillarse a sí misma criticando a la otra, retando a la otra, despreciando a la otra… Y cuando eso sucede tiene la posibilidad de elegir soltarlo. Soltarlo para no envenenarse a sí misma, soltarlo para no envenenar al mundo. Soltarlo para poder ver el brillo de la otra mujer valorando también su propio brillo.

El gimnasio de la mujer consciente es entrenarse en darse cuenta de qué está sucediendo en su cuerpo: ¿Hay dolor, placer, discurso rallado, hambre, cansancio, alegría, tristeza, densidad…?

Igual que puede darse cuenta de qué le sucede a ella, tiene la capacidad de darse cuenta de lo que sucede a su alrededor. Cuando yo puedo sentirme a mi puedo sentir al otro, si no, es imposible.

Una mujer consciente, a veces siente la tristeza de la Madre Tierra. A veces, siente la desesperación del medio marino. A veces, siente el envenenamiento de los ríos como si fuera el suyo propio. Y con eso puede hacer algo.

Una mujer que siente el mar, la tierra, los ríos… puede elegir cuidarlos. Y puede cuidarlos de diferentes maneras: Puede reciclar, puede orar, puede cantar, puede aliarse con los elementales para cocrear acciones concretas, puede caminar por la montaña con una bolsa recogiendo las basuras más voluminosas, puede limitar los residuos que tira por el WC –las toallitas están destrozando el hábitat marino- …

Cuando una mujer consciente tiene un hijo y éste tiene algún síntoma, como por ejemplo: Dificultad para dormir o para centrarse, problemas en la relación con otros niños, alteraciones en el control de esfínteres, enfermedades continuas… Decide mirar profundamente qué está sucediendo para que su hijo esté mostrando ese síntoma. Se abre a explorar.

Los síntomas que presentan los niños a nivel emocional, mental, físico y energético, la mayoría de veces, se trata de asuntos que no están resueltos en la familia de origen del pequeño.

En todas las familias suceden hechos y algunos son especialmente dolorosos. Cuando un hecho doloroso, como por ejemplo la muerte temprana de un hijo, queda sin elaborar, la energía de ese duelo pendiente puede afectar a los pospogénitos.

Estamos unidos a nuestra familia de origen a través del campo de resonancia morfogenético. A través de este campo nos llega la información de los asuntos inconclusos. Muchos pequeños, los miembros más débiles del sistema, se están encargando de manera inconsciente, de asuntos sin resolver de la familia, y lo hacen mostrando diferentes síntomas emocionales, mentales, energéticos o físicos. Más de un pequeño no atiende a la pizarra de la escuela porque mamá tuvo varios abortos a los que no hizo un proceso de duelo, a los que no dio o no pudo dar un lugar en su corazón como hijos. Y el hijo que está vivo, lo percibe y por amor hacia su hermana excluido, se encarga de él. No atender a la pizarra es una manera de excluirse y así quedar, en igualdad de condiciones, que su hermanito excluido.

Mirar qué está pasando o qué ha pasado en la familia, para que mi hijo esté mostrando lo que está mostrando, es una manera sabia que tiene la mujer consciente de acompañar a su hijo hacia la salud.

Mujer, cuanta mayor consciencia tengamos mejor vida tendremos.

Te animo de corazón a seguir en el camino de la consciencia o a abrirte a él si aún no lo estás. La revolución interna es la única que podrá sostener los cambios externos de forma duradera y satisfactoria para tod@s.

 

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