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el blog de MUJER CONSCIENTE

¿LAS SALVÉ DEL INFIERNO?

Hoy quiero hablarte de cómo lo que vivimos en la infancia marca la manera en la que después nos relacionamos con los demás y nos movemos por el mundo.

También quiero compartirte sobre el sentido oculto de las cosas que has vivido.

Como seguramente sabes si llevas tiempo en esta comunidad, cuando yo era pequeña viví un infierno. 

Mi padre y mi madre, que lo hicieron siempre lo mejor que pudieron, se llevaban fatal. Tenían heridas grandes de su propio sistema familiar, y en el hogar que crearon con 4 hijos había mucho frío emocional, gritos, insultos, peleas físicas, zapatillazos, situaciones estresantes… 

Y de pequeña, no sé en qué momento determinado, y sin que nadie me lo dijera, me puse de madre de mis hermanas pequeñas. 

Mi madre trabajaba durante todo el día y mi padre lo hacía durante toda la noche. Así que yo levantaba a mis hermanas para ir a la escuela, preparaba el desayuno, las vestía, las dejaba en su clase -me iba yo a la mía-, las recogía a la salida, les sonaba los mocos, les ayudaba con lo que les había pasado en clase, calentaba la comida… 

Y cuando en casa había una situación -que había muchísimas- de altercados, malos tratos o chillidos, yo las protegía porque veía en ellas el miedo, el susto… 

También veía la tristeza, el dolor…  Y trataba de salvarlas del infierno que nos envolvía. 

Esa manera de relacionarme con ellas, de ponerme en el rol de mamá, fue fraguando en mí un personaje de salvadora, que seguramente me acompañará toda la vida… 

Y que intento mantener a raya para no meterme donde no me llaman, y permitir que las otras personas vivan lo que tengan que vivir, y puedan desarrollar el potencial que tienen dentro y crear las soluciones para las cosas que les están sucediendo en la vida. 

Ahora, cuando miro atrás, veo tantas situaciones en las que, desde mi inconsciencia, me puse a cuidar de amigas y, en realidad, no sirvió para mucho y, además, me desgasté… 

Pero es que, entonces, no sabía posicionarme de otra manera frente al dolor, el miedo o la rabia… intentaba salvar. 

Y tiene cosas buenas, pero es necesario que lo reconozcas para gestionarlo y andar verdaderamente tu camino de vida. 

Sino, te secuestrará cada 2 x 3.

Aparentemente, yo salvé a mis hermanas del infierno, gracias a que yo estuve, para ellas fue mejor. 

Pero cuanto más mayor me hago, más me doy cuenta de que ellas también me salvaron a mí.

Gracias a que Mónica y Merce estaban ahí, pequeñitas y asustadas, yo pude conectarme al AMOR en medio de aquel desierto de hielo. 

Gracias al miedo que veía en sus caritas, a la tristeza que había en sus miradas, yo pude reconocer mi miedo, mi tristeza…

Gracias a mis hermanas, yo pude conectarme a sentimientos nobles y desplegar un potencial de matriarca que hay en mí, que me ayuda a acompañar a otras mujeres a salir del agujero, a integrar las experiencias difíciles que han vivido, para que vuelvan a tomar su poder y se alineen con su camino de vida. Gracias a ellas, tengo también el respaldo experiencial para liderar esta comunidad. 

Mis hermanas

Todo lo que has vivido -que estoy segura de que ha sido duro-, viene de alguna manera para desplegar cosas de ti, y tiene un sentido oculto, aunque te sea difícil verlo desde el punto en el que ahora estás.

El jueves 15 de febrero a las 12:00 ofrezco una experiencia online gratuita en vivo: En Consonancia, que te ayudará a comprender lo que has vivido o estás viviendo ahora. 

Te hablaré también de la Formación de Constelaciones Familiares Energéticas que comienzo el 2 de marzo. 

Estamos atravesadas por las historias de nuestras familias. Somos esa bisabuela que emigró lejos para dar de comer a sus hijos, esa ancestra que perdió un bebé, esa que huyó de la guerra, esa que violaron… y todo eso está dentro de nosotras, esperando a ser reconocido e influyendo en nuestro caminar mientras tanto. 

Necesitamos integrarlo. Necesitamos dar luz a esas vivencias porque influyen en nosotras a día de hoy. 

No hacemos mal las cosas, es que nos falta información para ordenar todo el pasado familiar que llevamos encima, y ordenar también la huella que las vidas pasadas tienen en el momento presente.

Un abrazo de presencia y silencio, 

Carmen

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