Feminidad · 04. septiembre 2016
Soy mujer y casi siempre estoy atareada, como he visto a mi madre, a las mujeres de mi familia y a casi todas las que conozco.
Suelo volver de las vacaciones con muy buenas intenciones sobre mi propio autocuidado o maternaje. Porque lo necesito, porque sé que me sienta bien y también beneficia a los que están a mi alrededor. Vuelvo con el firme propósito de darle un tiempo…
…diario a la meditación, y un par de espacios a la semana al yoga. Con la clara idea de participar de encuentros con amigas del alma para nutrirme, reír, llorar o simplemente ser. Con la ilusión de cantar y bailar más a menudo. Con la sana decisión de comer de forma más alcalina…
Pero no sé como lo hago que, año tras año, llego a Junio habiéndolo experimentado poco, apurada de energía, contracturada, triste y/o enfadada.
¿Qué hace que ignore tan rápidamente lo que necesito?, ¿Cómo es que me olvido de mí con tanta facilidad? El peso del patriarcado
Resulta que vivimos, vives, en un estado de conciencia patriarcal donde el principio del deber rige sobre el principio del placer, especialmente para las mujeres. “Una buena mujer es la que se sacrifica, está siempre disponible, y lo hace con una sonrisa”, nos llega a través de la publicidad, de las películas o de las conversaciones, provocando culpa o malestar cuando no lo hacemos así.
La sociedad está orientada desde sus cimientos a la productividad, a lo cuantificable, al éxito y a la meta. Para ser “alguien” y atender a todo, necesitas desconectarte del cuerpo y de sus mensajes, perdiendo entonces la valiosa información de las emociones, las ensaciones y el instinto. Y andamos durante el año, atendiendo el discurso de cosas pendientes que hay en la cabeza, cayendo derrumbadas al llegar la noche.
Resulta también que en este estado de consciencia, el principio masculino rige por encima del femenino. Estos principios, que son universales, y que están dentro tanto de hombres como de mujeres, no están desarrollados por igual. El principio femenino, que es el que tiene que ver con vivir los procesos, transitar las emociones y los duelos, vivir desde los sentidos, estar presente, asentir al cuerpo y gozarlo, fluir con los tiempos naturales, parir las decisiones y/o maternarse, aún necesita ser reconocido e integrado.
¿Cómo salgo de esta dinámica enfermiza?
Comprometiéndome con mi naturaleza cíclica y apoyándome en las esencias florales
Cada mes atraviesas un ciclo menstrual, ligado a la luna, que supone un viaje por cuatro arquetipos. Vividos conscientemente, estos arquetipos te conectan al cuerpo y a lo que él necesita, a unas energías determinadas, a tu potencial inacabable, a tu creatividad, a los dones que traes y a una sabiduría muy profunda.
Vivir conscientemente este viaje te permite poner un límite a tiempo, darte cuenta de que algo te duele en la relación con el otro, de que necesitas un cambio en la pareja, de que algo que ya no te sirve para la crianza, de que estás deseando hacer un giro en la profesión o de que algo no anda bien en tu cuerpo. Vivir este viaje conscientemente te permite salir de las dinámicas enfermizas y maternarme.
La valiosa información del ciclo menstrual, que estuvo siempre al alcance de las mujeres que te precedieron y que fue ocultada con la llegada del patriarcado, hace que las mujeres salgamos de la ignorancia y de diversas formas sutiles de sumisión. Beneficiando entonces, tanto a hombres como a mujeres.
Por otro lado, las esencias florales, consciencia líquida y vibracional de nuestra Madre Tierra, te dan la herramienta para facilitar esta reconexión con nuestra naturaleza cíclica, ayudando a gestionar todo aquello que va apareciendo en el camino. Por ejemplo la esencia de Chicory ayuda al despertar de lo femenino desde un lugar consciente; las de Centaury y Walnut a darte cuenta de la sumisión, y a salir de ella; las de Larch y Mimulus facilitan tomar consciencia del miedo a expresarte, y gestionarlo…
Soy mujer y quiero recordar que no existen varitas mágicas, que la solución nunca viene desde fuera, y que el camino de la queja no es el camino. Así que opto por comprometerme con mi naturaleza cíclica apoyándome en las esencias florales. Porque este año quiero maternarme. Y quiero hacerlo por mí, lo que beneficiará también a mi hijo, a mi pareja, a las personas con las que comparto y a las generaciones venideras.
Intuyo que un pequeño cambio en mi presente abre un universo de posibilidades nuevas para toda la familia humana. El camino de respetar profundamente al otro se inicia con el respeto profundo de mi misma.
¿Cómo logras maternarte tú?, me encantaría que me lo contaras
Carmen Hernández Rosety
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