Colaboradoras · 04. diciembre 2018
Hoy te comparto esta entrada en el blog sobre vivir el climaterio y la menopausia con consciencia, escrito por una de nuestras formadoras del equipo de Mujer Consciente
Te presento a Katja Meixner, Terapeuta con más de 15 años de experiencia en diferentes terapias, se ha especializado en temas como el climaterio/menopausia, el desarraigo, el Insomnio, y la Integración cultural.
Puedes seguir su trabajo en su Facebook https://www.facebook.com/kmbgestalt/
Te dejo con ella, disfrútalo
Ante todo quiero agradecer a Carmen la oportunidad de colaborar en ese maravilloso proyecto que es Mujer Consciente, con mi interés en acompañar a las mujeres que atraviesan ese periodo llamado climaterio y que desemboca en la menopausia.
La primera vez que oí hablar de esa etapa de la vida en femenino llamada menopausia fue durante mi adolescencia. Fue a través de mi tía. Para ella la menopausia coincidió con una crisis existencial disruptiva que yo viví de refilón a través de la mirada patriarcal de mi familia. Los comentarios a menudo poco generosos se solían resumir en:
“Pobrecita está en “los años del cambio” (así es como viene llamada la menopausia en alemán)
“No se puede hablar con ella porque está menopáusica”
“Tiene la mala leche de la menopausia”
“La menopausia la ha amargado”
“Pobre esta intratable por la menopausia”
o bien “Está deprimida por la menopausia”
Mi madre por el otro lado no se enteró de lo que era estar menopáusica porque le habían realizado una histerectomía y una ofoorectomia (extirpación de un ovario), razón por la cual había dejado de sangrar muchos años antes. Al haber dejado de sangrar, ni ella ni nadie asoció su estado de ánimo depresivo, replegado e inestable, con unos altos y bajos hormonales, posiblemente conectados con la menopausia. Nadie relacionó su estado emocional y diversos otros síntomas, con la jubilación del único ovario que le quedaba.
Yo a mi vez, cuando empezaron los primeros síntomas de lo que se llama la perimenopausia ni me enteré ya que asociaba principalmente los sofocos y el mal humor con dicha etapa. En ningún momento asocie la extrema fatiga, las montañas rusas de mi estado de animo, la prolongación del síndrome premenstrual de 7 a casi el doble de días, o el insomnio, con el inicio del climaterio (periodo que va desde los primeros síntomas hasta la postmenopausia). Como la regla me seguía viniendo con regularidad y todavía no había empezado a hacer el tonto, no se me ocurrió pensar que fueran síntomas precursores.
A menudo me encuentro con mujeres que me cuentan que la menopausia es un período difícil para ellas porque no saben que será de ellas a partir de ahora, como las miraran las respectivas parejas, como será ese dejar de sangrar, como reinventarse….
En ocasiones coincide con el periodo en que los hijos se van de casa. Y, a veces, llega de sorpresa, antes de tiempo, o antes de haber podido gestar un embarazo, o incluso de haber podido formar un núcleo familiar.
Algunas están encantadas de no sangrar nunca mas porque no lo vivían bien, otras no se habían dado cuenta que ya habían entrado en menopausia al llevar un diu y se encuentran con ella de sorpresa, sin tiempo para prepararse emocionalmente o procesar el momento, y otras incluso lo viven sin enterarse.
Lo curioso es que a menudo el encuentro con esta realidad se hace en silencio y muchas veces desde un cierto desconocimiento, descubriendo los intríngulis del proceso al mismo tiempo que se va atravesando. También es sorprendente que una vez asumida, parece que borremos todas la partes dolorosas del proceso de nuestras memoria (igual que en los partos) y que a la hora de compartir, no lo comentamos y le sacamos importancia. De modo que las que vienen detrás también siguen llegando con cierto desconocimiento.
Hoy estoy convencida que si en ese momento difícil de su vida, mi madre hubiese sido consciente que también estaba atravesando el proceso de cambios hormonales correspondientes al periodo del climaterio, puede que ella y su entorno hubiesen afrontado algunas situaciones de otra manera. Y que si mi tía hubiese estado rodeada de una mirada más benevolente y consciente, su crisis a lo mejor podría haber sido menos disruptiva o solitaria.
Desde esta perspectiva mi deseo, junto a mi socia en este proyecto, es acompañar a toda mujer que esté atravesando este proceso con sus altos y bajos emocionales o desde el simple deseo de vivirlo con consciencia. Y que juntas podamos descubrir lo que significa vivir ese proceso desde una mirada femenina, lo que este momento único y especial conlleva para nosotras, y poderlo vivir como una consagración de nuestro ser femenino.